TE SUSPIRO DORADO PIJIJIAPAN, ARMANDO DUVALIER
TE
SUSPIRO DORADO PIJIJIAPAN
(A mi primo hermano, Luis Cruz
Aguilar)
Siempre
que estoy ausente de tu suelo,
te
suspiro, dorado Pijijiapan,
pues
recuerdo tu cielo azul con que se tiñe
tus
ángeles, tus calles y tus casas.
Recuerdo
la belleza que tienen tus montañas,
las
turquesas liquidas que hay en tus esteros,
la
mullida y verde alfombra de tus campos
y
la tibia fragancia de tu céfiros.
Suspiro
muy hondo por tus albas de oro
que
van regando colores en el día,
por
los oros que tiene tus crepúsculos
que
envuelven las paisajes de poesía.
Suspiro
siempre al recordar tu río
que
alegre pasa cantando entre los árboles
y
también por las canciones melodiosas
de
tus pájaros, tus vientos y tus mares.
Suspiro
por tus predios donde habitan
las
jaguares, los pumas y venados;
por
tus cedros, tus ceibas y hormiguillos,
tus
orquídeas, cafetos y cacao.
¡Cómo
olvidar tus bucólicas carreteras
caminando
a la montaña y a los huertos;
a
las nubes flotando en las lagunas
y
a tus loros zigzagueando entre vientos!
Suspiro
por tus calles provincianas
olorosas
a sándalo y anonas,
por
la dulzura que tienen tus marimbas
y
la nieve que visten tus palomas.
¿Cómo
olvidar tus pródigos veranos
que
le ponen la lumbre a las cigarras,
colores
al ropaje de los frutos
y
aromas a las venas de la albahaca?
Suspiro
por las olas de tu piélago
que
llegan suavemente hasta tus playas;
por
tus arenas que se tiñen de oro
cuando
el cielo se quema entre las llamas.
Recuerdo
a tus alegres pescadores
navegando
en tus mares y tus pampas
y
que al son de canciones amorosas
van
tirando su red a la esperanza.
Suspiro
al recordar a tus mujeres
que
pasan a la iglesia por las tardes
con
la flor de una sonrisa entre los labios
regando
sus perfumes en las calles.
¡Cómo
olvidar tus tardes placenteras
que
juntan en conciertos a los pájaros,
encienden
los pabilos de la noche
y
desatan las brisas del océano.
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